Caracas, 19 Oct. AVN.- El 10 de marzo de 2017, en el caserío Mangas Coveras del estado Guárico, la vida de la niña Yaxury Solórzano Ortega cambió para siempre. Con apenas 10 años, fue víctima de un ataque armado mientras acompañaba a su padre, quien fue interceptado por delincuentes que intentaban robarle la motocicleta. Una bala impactó la cabeza de la menor en la zona temporoparietal derecha, dejándola gravemente herida, con pérdida de sangre, masa encefálica y tejido óseo.
Tras un traslado de emergencia por caminos rurales y vía fluvial, Yaxury fue ingresada al hospital Pablo Acosta Ortiz de San Fernando de Apure, cuatro horas después del incidente. Sin neurocirujano disponible, debió esperar 48 horas para ser intervenida, con un pronóstico reservado que anticipaba graves secuelas: discapacidad motriz, lingüística, pérdida de memoria y visión.
En medio de la angustia, su madre, devota de José Gregorio Hernández, pidió su intercesión. Según su testimonio, el Venerable le respondió en oración: “No te preocupes, que tu hija va a salir bien”. A partir de ese momento, la mujer experimentó una paz inexplicable.
Contra todo pronóstico médico, Yaxury comenzó a mostrar signos de recuperación apenas cuatro días después de la cirugía. Rechazó la intubación, respondió positivamente a los exámenes y, a los 20 días, fue dada de alta completamente sana: caminando, hablando y viendo con normalidad.
En diciembre de 2018, una tomografía ordenada por el tribunal eclesiástico reveló que la lesión cerebral persistía, pero la niña no presentaba ninguna secuela. El hecho fue calificado como médicamente inexplicable.
El expediente del milagro fue entregado al Vaticano el 18 de enero de 2019 por el cardenal Baltazar Porras. La abogada argentino-italiana Silvia Correale asumió la postulación ante la Congregación para las Causas de los Santos. El caso fue evaluado por médicos, teólogos, cardenales y obispos, quienes concluyeron que se trataba de una intervención divina atribuida a José Gregorio Hernández.
Este milagro permitió que el médico de Isnotú fuera beatificado el 30 de abril de 2021 y, posteriormente, canonizado el 19 de octubre de 2025, convirtiéndose en el primer santo laico venezolano. La historia de Yaxury Solórzano se convirtió en símbolo de fe, esperanza y sanación para millones de creyentes.
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