Por: Misión Verdad
Mediante un comunicado por la red de mensajería digital Telegram, el ministro de Educación Héctor Rodríguez confirmó el fallecimiento de dos jóvenes venezolanos que realizaban «retos virales» a través de redes sociales digitales como TikTok.
Uno de los casos involucró a una adolescente de 12 años, habitante del municipio Sucre del estado Miranda, esta ingirió pastillas de un conocido ansiolítico en su casa mientras realizaba una videollamada. El reto consistía en competir con unos compañeros del colegio a ver quién tomaba varias dosis y «perdía» quien se durmiera primero.
Sin embargo, la tendencia se ha mantenido desde hace algunas semanas, a comienzos de noviembre unas 179 personas sufrieron intoxicaciones masivas en Barinas y Portuguesa luego de que se realizara un tipo de reto llamado «chroming».
Se trata de la inhalación de vapores tóxicos provenientes de pinturas, disolventes, pegamentos, acetona, gasolina y aerosoles, utilizados para experimentar sensaciones similares a las obtenidas con el consumo de drogas.
Afectando «lo más preciado»
Los retos virales o challenges en redes digitales han causado la muerte de menores de edad y adultos en distintos lugares del mundo, casos más recientes ocurrieron en Reino Unido y Australia. En Venezuela, el gobierno ha desplegado un campaña de prevención que ha involucrado a los cuerpos de seguridad. Estos han abordado instituciones educativas y conversaron con estudiantes, personal directivo y docente sobre los retos virales, sus consecuencias y cómo prevenirlos.
Estos actos consisten en la grabación y difusión, vía TikTok o Instagram, mayoritariamente, de un baile, broma o desafío para que los demás usuarios lo vean y lo repitan.
Dependiendo del interés que suscita el reto se convierte en viral por la difusión masiva que tiene en internet y la tendencia generalizada a imitar la conducta de los demás o recibir «interacciones» –o likes— como recompensa de atención, sobre todo los adolescentes.
El jueves 14 pasado, en su podcast «Maduro Live de Repente», el primer mandatario anunció la detención de algunos ciudadanos vinculados a los hechos y afirmó que la extrema derecha «trata de cabalgar» sobre hechos lamentables de intoxicaciones masivas.
Además, destacó que «sectores extremistas hicieron un llamado a cerrar las escuelas», lo que se corresponde con la tendencia de un sector de la oposición a invocar el caos ante cualquier alteración.
El pasado lunes, el jefe de Estado reiteró su preocupación sobre el tema e instruyó al ministro Jorge Márquez, presidente de la Comisión Nacional de Telecomunicaciones (Conatel), a «que se comunique con TikTok Latinoamérica en México de inmediato y le dé 72 horas para retirar de Venezuela todos estos llamados desafíos abusivos, criminales», así lo dijo en su programa «Con Maduro +».
Por su parte, el vicepresidente sectorial de Política, Seguridad Ciudadana y Paz, Diosdado Cabello, también ha sugerido que el gobierno podría regular el uso de las redes sociales digitales para los menores de edad. Además, llamó a los cuerpos de seguridad a estar alertas y aumentar la vigilancia ante lo que considera una amenaza a «nuestros niños, lo más preciado que tenemos».
Entre los afectados por los casos de chroming en los estados llaneros hubo estudiantes, pero también trabajadores sanitarios, bomberos y policías, por lo que se considera un mayor riesgo para la seguridad ciudadana.
Redes digitales: Un poderoso mecanismo de control
Las redes sociales digitales son la vía principal mediante la cual se ha expandido este fenómeno, que forma parte de los diversos impactos de dichas tecnologías. Entes del gobierno venezolano han analizado el fenómeno del cibercontrol, que es entendido como el dominio a través del uso de las tecnologías de información y comunicación (TICs). Dicho mecanismo va con frecuencia asociado a alguna clase de control en la vida real.
Decisiones y conductas son modeladas mediante el uso de la información privada en función de lograr objetivos que van desde la compra de mercancía hasta posiciones políticas, de allí que el Ministerio de Ciencia y Tecnología publicara en 2022 el libro «Capitalismo y cibercontrol. Configuración de (inter)subjetividades, imaginarios y repercusiones psicosociales» en el que se «destaca el papel de la reflexión pedagógica y la investigación crítica para la comprensión de los ejes nucleares del metabolismo del capital y las tecnologías de la vigilancia», dice el prólogo escrito por la ministra, Gabriela Jiménez.
La influencia de las redes digitales ha sido objeto de debate en distintos ámbitos, su dominio ha ido en ascenso, sobre todo en el ámbito político. Luego de la elección presidencial del pasado 28 de julio se evidenció, una vez más, su uso con fines desestabilizadores.
Una escalada violenta organizada por un sector extremista de la oposición, que aun desconoce los resultados de los comicios, fue descrita como un «golpe ciberfascista criminal» por el presidente Maduro. El saldo registrado fue de 27 muertes y diversas instalaciones públicas afectadas.
La campaña que alentó los hechos incluyó tanto la difusión de mensajes de odio e intolerancia política como noticias falsas que generaron inestabilidad social a lo interno del país. También apuntaló la permanente matriz de «Estado fallido» al exterior, con el consecuente llamado a intervención militar por parte de distintos influencers.
En el transcurso del intento de golpe destacó la participación del propietario de la red digital X, Elon Musk, así como la difusión de noticias falsas y la intimidación de líderes sociales comunitarios mediante la red de mensajería Whatsapp, perteneciente al también propietario de Facebook e Instagram, Mark Zuckerberg.
El poder tecnológico, o Big Tech, es un entramado de grupos económicos que instrumentan el poder político mediante las TIC. Al menos siete corporaciones están en la lista de las diez principales empresas del mundo, clasificadas por su capitalización de mercado. Esta supera los 10 billones de dólares, por encima de los valores sumados del Producto Interno Bruto (PIB) de Alemania, Reino Unido y Francia.
Estas empresas poseen la capacidad para ejercer control sobre la ciudadanía mediante la vigilancia, la censura y la manipulación con base en la creencia colectiva de que las tecnologías son democráticas y apoyan la autonomía del individuo.
Reto vital: Debatir la regulación de las redes digitales
Distintos análisis apuntan a que la búsqueda de interacciones en las redes digitales se corresponde con un mayor uso de estas luego de la pandemia. Otros afirman que los adolescentes son especialmente susceptibles a la presión de sus compañeros, pero también a la de adultos con los que interactúan por distintos motivos.
Un estudio realizado por investigadores canadienses a 4 mil 520 niños entre 8 y 11 años, publicado en The Lancet Child and Adolescent Health, asegura que el abuso de la tecnología; móviles, pantallas, juegos, televisión, afecta al desarrollo cognitivo de niños y adolescentes en comparación con otros que no los utilizan apenas.
TikTok es la plataforma online más prominente en la visualización y realización de retos virales en internet. Según datos actualizados a septiembre de 2024, un 41,7 % de sus usuarios en el mundo tiene menos de 25 años, este año ha superado los 1,5 mil millones de usuarios activos y se espera que llegue a los 1,8 mil millones de usuarios a finales de año. En 2023, tuvo 733 millones de descargas en 2023 contra 704 millones de descargas en 2022.
Son múltiples las estrategias que desarrollan los usuarios para lograr captar la atención de público usuario y «monetizar», es decir, percibir ingresos económicos por las vistas. Organizar y difundir retos es uno de ellos. Un estudio realizado por el Grupo de Ciberpsicología de la Universidad Internacional de la Rioja reveló que, aunque los retos más frecuentes son los sociales (80,3 %), seguidos de los solidarios (20,6 %), casi un 8 % reconoce haber realizado retos peligrosos. Otro dato importante es que 15,3 % realizó, en simultáneo, retos sociales inofensivos y retos peligrosos.
El debate sobre la regulación de las redes digitales está en proceso, muchas opiniones conjugan medidas restrictivas por parte de los Estados con los retos educativos. Una vocera de Digi, el conglomerado al que pertenece la red Snapchat, dijo respecto a las restricciones planteadas en Australia que «Nadar tiene riesgo, pero no se prohíbe a los jóvenes ir a la playa, por el contrario, se les enseña a nadar».
El Parlamento venezolano, en voz de su presidente, Jorge Rodríguez, ha anunciado que las comisiones de Familia, Política Interior y Educación, Ciencia y Tecnología tendrán la tarea de elaborar un primer informe que servirá como base para un proyecto de ley que regule el uso de estas plataformas digitales.
Quizás el contraste con la metáfora de la vocera citada es que no hay élites controlando las olas y utilizándolas para aumentar su control sobre los nadadores. Sin embargo, las redes digitales llegaron para quedarse y el reto vital es sobrevivir a pesar de ellas.
Así como Estados Unidos y la Unión Europea han regulado estas plataformas, Venezuela tiene el reto de hacerlo buscando proteger a su población de una de las dimensiones más nocivas de estas tecnologías. En México y Brasil, por ejemplo, los partidos políticos aliados a intereses corporativos han recurrido al mito de la libertad de expresión para ralentizar los debates respecto a un marco regulatorio que permita proteger a la población de la desinformación y del uso indiscriminado de los datos personales.
Es necesario definir e implementar estándares claros sobre lo que constituye un comportamiento aceptable online. Esto es esencial para crear un ambiente seguro y saludable para todos los usuarios, especialmente los más jóvenes, quienes son particularmente vulnerables a la influencia negativa de ciertos contenidos.
*Originalmente publicado en fecha de 21/11/2024 en el sitio www.misionverdad.com